Colón catalán

UNA VEZ más nos demuestra Barcelona su vocación comercial, sabia y productiva. A su estatua de Colón (personaje que nunca estuvo allí y por eso mira al Mediterráneo, no al Atlántico) le ha impuesto una camiseta del Barcelona Club de Fútbol. A don Cristóbal, tan acomodaticio, lo cierto es que ese sobretodo le favorece. Pero lo más cierto es que el mayor contacto de la ciudad con el Descubrimiento fue un grupo de semidesnudos indios, de lo que fue luego América, enviado como testimonio de su hazaña, que el Descubridor –del extremo de Asia según todos– envió a los Reyes. (Llamados Católicos por la pagada decisión del indecente Alejandro VI, en vista de que Francia ya era la Fille ainée de l’Eglise, y Enrique VIII el Defensor de la Fe–que ya es decir, porque acabó personificando lo contrario–.) ¿Y ahora se polemiza porque, sobre la camiseta deportiva, se hacen otros anuncios? Quizá Colón hubiera sacado también el mayor partido –no de fútbol, claro–, porque él era asimismo muy proclive a multiplicar el dinero. Que, en esta ocasión también, los catalanes multipliquen sus ganancias: no está la cosa para menos. Enhorabuena de todo corazón. Por la Liga, también.